
El ser humano utiliza armas desde el principio de su existencia, desde el momento en el que su cerebro se desarrolló para usar herramientas, éstas le sirvieron, no sólo para facilitarles la vida en las labores cotidianas, sino también para atacar y para defenderse.
Las primeras armas de la historia fueron los objetos que tenían más a mano, tales como palos y piedras. Poco a poco, fueron aprendiendo a modificar esos palos y piedras para darles forma y que fueran más eficaces, hicieron las primeras lanzas y hachas uniendo palos con piedras a las que previamente les habían dado filo golpeándolas entre si

El siguiente arma a inventar, fue el arco y las flechas. El hombre, tanto para la caza como para la guerra, se dio cuenta que las mejores armas eran aquellas capaces de herir a su objetivo desde lejos, y hace en torno a unos 10.000 años, desarrollaron el arco y las flechas, lo que les dio una ventaja considerable de la que no disponían hasta ese momento.
La primera espada no se desarrolla hasta que no se descubre y se trabaja el metal, allá por la edad de bronce, y de este mismo material se construye dicha arma. En el combate cuerpo a cuerpo, la espada es una gran ventaja por su fácil manejo y su gran capacidad de infringir daño al oponente, por eso, se usó hasta la llegada de las armas de fuego e incluso coexistieron en la batalla durante muchos años. A través de la historia ha habido muchos tipos de espada, desde floretes finitos y ligeros con hoja muy estrecha hasta mandobles de caso 2 metros, pesados y de hoja ancha. El tipo de arma usada siempre va en función del tipo de protecciones o armadura que use el rival, no es lo mismo pelear contra un caballero medieval en una justa que con un mosquetero renacentista.
Las armaduras dejaron de tener sentido una vez aparecieron las primeras armas de fuego, porque te quitaban movilidad y no te daban la suficiente protección, y no es hasta hace muy pocos años, que hemos sido capaces de desarrollar placas de metal lo suficientemente resistentes para detener un impacto de bala y lo bastante ligeras como para poderlas llevar encima.
En los tiempos modernos, las armas han cambiado mucho, tenemos ya no solo armas de fuego de gran calibre, potencia y ligereza, sino que tenemos armas de destrucción masiva como armas nucleares, armas químicas, bacteriológicas y otras que ni siquiera podemos llegar a imaginar.
El ser humano es el único animal que en vez de adaptarse al entorno, adapta el entorno a su voluntad, esperemos que cegados por la ambición de crear las más sofisticadas armas, no lo destruyamos, porque moriríamos con él.